lunes, 22 de diciembre de 2008

Palabras del presidente de la AFA , Ezequiel Zayas en la entrega de los premios 2008

Ilustrísimos Concejales de Torrent

Ilustrísimo Sr. Vicerrector Juan Miguel Martínez

Ilustrísimas señoras Cristina Lagura y Marian Martínez

Ilustrísimo Sr. Falero

Maestro Vural

Señoras y señores.

Amigos todos.

¿Quizás se pregunten el porqué de estos premios?

Incluso puede resultar anacrónico para algunos, el que una organización no perteneciente a un país, premie el fomento de la Cultura Tradicional del mismo.

El motivo es, que como artistas marciales que somos, el verdadero sentido de esa cultura, ha calado en lo más profundo de nuestros sentimientos y de nuestra forma de ser, prueba de ello son los años que se están entregando estos premios y que este año gracias a la extraordinaria colaboración del excelentísimo ayuntamiento de Torrent y en su nombre la Excelentísima Sra. Dñª María José Catalá, se ha podido realizar al unísono el III memorial en recuerdo de quien fue nuestro amigo y profesor Iwagaki Shigenori, quien consideraba a Torrent como su segunda casa.

Es sabido que la Cultura Tradicional Japonesa basada en el bushido, posee unos valores y unos principios que enriquecen al ser humano, llegado a ser considerado como una forma de vida, como explicó Nitobe en su versión del Bushido, el cual fue considerado como el código ético del samurái.

Quizás sea este el motivo por el cual existan personas como los galardonados, los cuales sin más expectativas que la satisfacción de su propio trabajo, hayan dedicado tantos años al conocimiento y posterior divulgación de esta cultura.

Cuando este año se realizó la elección de los candidatos a los premios AFA, se aprobaron por unanimidad la concesión a tres personas que durante muchos años, habían estado trabajando en el fomento de la cultura tradicional japonesa, pero cuál fue nuestra sorpresa cuando nos enteramos que el destino nos había arrebatado a dos de ellos, a los muy ilustres profesores Antonio Cabezas García ex jesuita y experto karateka y al padre dominico Jesús González Valles.

Ante esta noticia, la cual nos llenó de tristeza e incertidumbre por el hecho en si, también nos transmitió parte de la energía de los dos ausentes, ya que al mismo tiempo decidimos seguir con el homenaje y que este fuera recibido por sus familiares, en el caso de Antonio Cabezas, por su viuda la ilustre señora Dñª Cristina Lagura y en el caso del padre Jesús González, su sobrina la ilustre señora Dñª. Marian Martínez, a quienes agradecemos de todo corazón su presencia en este acto.

Relacionado con ellos, resulta tarea difícil para un pobre ignorante el hablar de estas dos singulares personas, sin correr el riesgo de no hacerles justicia, difícil tarea el hacer un repaso por la que fue sus vidas sin cometer el más mínimo desliz.

A ambos, tuve la gran suerte de conocerlos durante el simposio internacional sobre el legado de Francisco Xavier, organizado en la Universidad de Salamanca en el año 1999, con motivo de la celebración del V Centenario de la llegada del padre Francisco Javier a tierras japonesas y si tengo que decir algo al respecto, es que me quedó muy claro que estaba ante dos grandes personas que el destino me los había puesto en mi camino, participé y disfruté en sus ponencias al igual que ellos hicieron con la que me tocó cerrar el simposio “ Aikido o la Cultura de la Armonía”, quién me iba a decir entonces que hoy nueve años después, estaría hablando de ellos en la entrega de los Premios AFA, y que el director del simposio el Dr. Alfonso Falero, fuera hoy el tercer galardonado, demasiadas coincidencias para que este acto sea fruto del azar.

Hablar de los premios y galardones que ya les habían concedido tiempo atrás tanto el gobierno japonés a ambos, por el fomento de la cultura japonesa, como el de su Majestad el Rey D. Juan Carlos en el caso de Antonio Cabezas, resultaría olvidarnos de la parte más importante ya que en ambos casos, sobrepasa el umbral de las grandes personas y el estudio de sus vidas les lleva hasta lo más profundo del sentimiento humano, es decir su grandeza espiritual.

Por ello, prefiero no hacer mención a sus trayectorias y currículos como personas que existieron y si pensar que siguen existiendo en algún lugar del Cosmos, ya que ellos fueron como dos estrellas, que durante un tiempo convivieron con nosotros mostrando sus enseñanzas y ahora, cuando han visto realizada su misión, como si se hubieran puesto de acuerdo, han retornado al origen, cumpliendo así con su compromiso como seres elegidos.

Con ellos la sociedad ha perdido a dos grandes humanistas, pero han dejado su semilla entre los amantes y seguidores de la Armonía y de la Cultura Tradicional Japonesa, por eso mismo, mientras haya un lugar donde se lean y estudien sus obras, nunca dejarán de existir.

Junto a Matsuo Bashô, cuyas obras conocí gracias a Antonio me hicieron amar los haikus y cuando Jesús me regaló su obra “Historia de la Filosofía Japonesa” sentí que ello complementaba mi estudio por la cultura del país del sol naciente, que lejos está y cuan cerca la han dejado Antonio y Jesús.

A ellos les dedico in memoriam, con la improvisación del principiante el siguiente haiku.

Desde la lejanía.

Al llegar está La Luz.

Las olas murmuran.

Por otra parte el tercer homenajeado es el muy ilustre profesor Dr. Don Alfonso Falero, de quién si habláramos únicamente de su trayectoria como profesor de Historia del Pensamiento Japonés en la Universidad de Salamanca, de su larga estancia en Japón, o decir que es la máxima autoridad en occidente sobre conocimientos shintoistas, doctorado en Estudios Shinto, en la prestigiosa universidad de Kokugakuin de Tokyo, el cual se convirtió en el primer investigador extranjero y único occidental que haya alcanzado este grado, autor de varios libros sobre cultura japonesa, promotor del Pensamiento Global, si habláramos solamente de ello, sería como cometer un grave olvido sobre su persona, pues lo verdaderamente importante en el, es algo que no queda reflejado en su currículo. Ya que como dijo Morihei Ueshiba refiriéndose al espíritu del sable, sus hechos no se ven pero su humanidad brilla.

Es esta gran humanidad, adquirida quizás en el tiempo que practicó y estudió el aikido de Morihei Ueshiba durante su estancia en Japón, quizás porque ya la poseía anteriormente, hace que todo ello unido a su trayectoria y experiencias, sea considerado como un auténtico samurái seguidor del verdadero Budo, ya que en si mismo confluyen el Arte, la Cultura y la Humanidad.

Querido Alfonso, en Japón dicen que la flor del cerezo es la flor por excelencia y el samurái es el hombre por excelencia y tu, amigo Alfonso eres un verdadero samurái.

Los premios AFA, se componen de una placa y un wakizashi japonés, donde está grabado el nombre y apellido del galardonado.

La placa representa el recuerdo de unos hechos que han sido valorados en justicia y el wakizashi, no solo es un sable corto en sí, sino que al estar grabado el nombre de su propietario en la hoja, este adquiere un valor espiritual intangible, que solo puede ser comprendido por aquellos que aman y sienten la verdadera cultura de la armonía, el arte y el estudio, como parte de sí mismos, ya que los valores del Bushido, están reflejados en su hoja, por ello no debe ser mancillada por mano alguna, sino respetada como el verdadero sentido espiritual del ser humano a quien se le ha entregado.

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