Un día, un teólogo preguntó a O Sensei: ¿Como es que a pesar del fervor de nuestras oraciones para obtener la paz, las guerras no cesan de estallar en todo el mundo?.
El fundador respondió: Hay un desequilibrio entre los descubrimientos de
la ciencia y los del espíritu.
Desde hace tiempo, el esfuerzo ha estado puesto en los progresos técnicos y el desarrollo espiritual ha sido relegado al segundo plano.
Ese foso enorme, debe ser rellenado a fin de que los mecanismos universales potencien su producción normalmente sobre la tierra.
El equilibrio es indispensable. Estas dos orientaciones de la búsqueda material y espiritual, deben complementarse y enriquecerse mutuamente.
Dios nos ha dado una forma física para pulir nuestro espíritu en esta tierra.
A cambio, el cuerpo debe obedecer a lo que le dicte la conciencia. Debe estar preparado para ser el guardian del alma y de la verdad divina.
A través de las sensaciones que Él nos da, nosotros acabaremos por percibir la Luz Divina y formar un todo con el universo.
Estoy convencido de que la ciencia puede contribuir al enriquecimiento de la humanidad y no a su destrucción, si a la vez la ciencia del espíritu progresara también.
Es la asociación de las dos ciencias, lo que volverá a unir la tierra con el cielo.
viernes, 5 de octubre de 2012
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